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domingo, 29 de mayo de 2011

Checo

Texto: Idalia Sautto
Ilustraciones: Cecilia Varela
Libro ilustrado
Primera edición: 2010
Mirador
Mención honorífica de narrativa: Invenciones 2009

Esta es la Historia Verdadera de un Niño que se hartó de sus padres y se fue.
El Veintiocho de Septiembre de Mil Novecientos Treinta, en las calles de Chopo número Dos-Dos-Tres de la colonia Santa María la Rivera, mientras el Reloj Elgin marcaba las Doce con Treinta y Cuatro minutos nació Checo.
Checo era el segundo hijo de Dos Hermanos.
Por las mañanas y por las noches tenían derecho a comer Bolillo y Medio.
A Checo le gustaba Coleccionar Canicas, pero no cualquier Canica, sobre todo las que fueran transparentes y parecieran Agüitas. También le gustaba patinar. Pero cuando tenía Ocho años casi Nueve le robaron los patines en la escuela. Haroldo, su Hermano Mayor, le dijo que eso le pasaba por Presumido. Pero Checo no era Presumido. A decir verdad no tenía mucho De Qué Presumir.
Checo tenía Nueve años casi Diez cuando supo lo que Realmente quería en la Vida: Ser Maquinista.

!
Casi conocí a Idalia varias veces en mi vida. Entré a una primaria el año en que ella salió. Vivía en el mismo edificio que mis tíos, ambas somos ávidas lectoras de Cortázar. Al parecer más de mil veces nos cruzamos en calles, librerías y aulas de la ciudad de México, sin reconocer en su momento que teníamos muchas cosas en común. Pero así es el azar y, cortazarianas al fin, nos vimos cara a cara, y nos cruzamos palabra a palabra en la FIL de Guadalajara de 2009. Javier Sáez era finalista del premio Invenciones, y nos habló de una chica que había escrito un libro increíble, con quien competía, y que ya era una gran amiga. Idalia llegó al stand de El Ilustradero y platicamos por horas, fuimos a cenar, estuvimos en la premiación, donde anunciaron que si bien Javier era el ganador (con La venganza deEdison), Idalia tenía sin duda mención honorífica, y su libro también sería publicado. Ella lloraba de la emoción, contenta, orgullosa y satisfecha. Su libro se había vuelto Realidad.

*
Las coincidencias siguieron y, el año que Cecilia Varela se fue de vuelta a Argentina, le encargaron este libro sobre la ciudad de México. Sus ilustraciones tienen esa melancolía del pasado, esa cualidad entrañable de los álbumes viejos de fotos, del instante captado al estar parado viendo por la ventana, de transeúntes sin saberse observados cumpliendo con la cotidianidad, de objetos olvidados en la banqueta. Retrata así, tal como lo hace Idalia con la palabra, a la ciudad y a esa esencia que se siente en el aire, pero que pocas cámaras, pinceles o plumas son capaces de plasmar.

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Checo es un niño de Nueve casi Diez años con grandes sueños y ambiciones. Nada lo detiene y por eso decide un día irse de su casa y construirse su futuro. La ciudad de México aparece como coprotagonista en esta historia llena de souvenirs de la época, circo, calles y una aventura sutil pero memorable. De ésas que hacen que la vida cotidiana se convierta en un recuerdo que trasciende en forma de emoción, como los sueños.
La memoria como tema sin duda es estelar en esta novela de Idalia, y trabaja en varios niveles.
El personaje de Checo está basado y es homenaje a uno de la vida real: su abuelo quien siempre fue un gran narrador de su propia historia. Así surgió la semilla del libro. Primero, como un ejercicio en la carrera de Historia, donde Idalia desarrolló una investigación sobre los años treinta en la ciudad de México a partir de todo lo que su abuelo recordaba. Notas y notas, horas de grabaciones le dieron a Idalia material muy inspirador para dar el salto a la ficción. 
Así se revela más tarde con el libro la escritora con su propia forma de ver el mundo, a su abuelo, la ciudad y la vida.
En Checo encontramos datos reales de la época, otros quizá naturalmente distorsionados por la memoria de su abuelo, y escenas que Idalia recrea y que no sólo pudieron haber ocurrido, sino que se llenan de vida al ser construidas por sus palabras en el entramado de su propia narración.
Destaca el uso de mayúsculas, donde pone un acento a aquello que tiene importancia especial para el protagonista, tiene juegos de palabras maravillosos y ligados estrechamente con Checo que a sus Nueve casi Diez años supo con la certeza de pocos lo que quería hacer de su vida, quién ser.
Y sobre todo, aplaudo la osadía de poner y llevar hasta las últimas consecuencias la historia de un niño con las agallas para irse de su casa y hacerse de una vida (no sólo sobrevivir), para volver en su momento, como figura de héroe, siendo otro, más fuerte, más sabio, más él.

viernes, 11 de febrero de 2011

La venganza de Edison

Javier Sáez Castán
Libro ilustrado
Primera edición: 2010
Mirador
 Para inventar la bombilla, no fracasé cuatrocientas veces;
tan sólo recorrí un camino de cuatrocientos pasos.
Thomas Alva Edison

Siempre creí que la historia de Aladino era un fraude.
No fue la lamparilla la que hizo aparecer al genio;
fue el genio quien hizo aparecer la lamparilla.
Prof. Vonderbuttis
El profesor Vonderbuttis sopesó la carta de recomendación sin llegar a rasgar el sobre, y luego hizo un gesto al joven para que se sentara.
—Descríbame sus méritos —dijo al fin, por toda presentación.
El aspirante tragó saliva desde el fondo de su butacón. En el pisapapeles de cristal que brillaba en medio de los documentos de la mesa como una estrella obligada a desempeñar labores burocráticas, se reflejaba la altísima puerta por la que acababa de entrar. Pero la puerta estaba cerrada y ya no podía volverse atrás.
—No poseo ninguno, profesor. Sólo la recta intención de aprender para llegar a ser un digno ayudante.

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Hace algunos meses, tuve la fortuna de hacer la corrección de estilo de La venganza de Edison, libro ganador del premio Invenciones 2009. Había ido a la premiación durante la FIL de ese mismo año, donde Javier nos contó acerca de su faceta como escritor (paralela a aquella de autor de libros álbum), y de paso nos comentó de otro libro que tenía, muy parecido al tono de éste: Pom... pom... ¡Pompibol!. Se trataba de su primer libro, que había sido publicado cerca de diez años atrás por Anaya Infantil. Corrí a buscarlo y, suertuda de mí, quedaba uno. Descubrí este lado de Javier Sáez, tan a tono con sus libros álbum, pero llevada a un desarrollo casi delirante a partir del lenguaje. Gran amante de Lewis Carroll, cualquiera que sienta debilidad por Alicia en el país de las maravillas, no puede perderse de los libros de este gran autor.

*
Fue un gran acierto de Andrea Fuentes designarle la ilustración del libro a su propio autor. Así nos encontramos con una obra redonda, en donde el diseño generado por las viñetas, ilustraciones y estructura de la obra generan y potencian el juego propuesto desde las palabras.
Las ilustraciones en blanco y negro de Javier, hechas con tinta a línea y una gran riqueza de texturas, dan vida a personajes y escenas sostenidas en el tiempo muestran una instantánea que el lector puede contemplar detenidamente, y que sin duda enriquecen su impecable prosa.

+
El profesor Vonderbuttis entrevista a un joven para que se vuelva su ayudante en su extraña empresa. José Carlos Pradera habrá de estudiar a profundidad la vida y obra de Thomas Alva Edison y entender a su extraño jefe quien, más que dedicarse a inventar, desarrolla la teoría de la desinvención. Así surgen preguntas como: ¿Qué pasaría si cierto invento que parece absolutamente necesario para la civilización jamás hubiera sido inventado? ¿Qué pasa con todos aquellos descubrimientos que nunca fueron encontrados? ¿Qué pasaría si de pronto, con la Máquina de desinventar, borráramos del mundo y la memoria inventos tan importantes como la bombilla? Javier Sáez plantea este tipo de premisas para poner a sus protagonistas a jugar, como lo hiciera una pareja de niños una tarde cualquiera, sin repercusión alguna para la humanidad.
La obra de Javier es uniforme y coherente, baste recordar su serie de El pequeño rey (colección de libros álbum editada por Ekaré), donde un niño con cara de adulto juega a ser director de orquesta o general de infantería, niño al fin, que de manera lúdica se relaciona y acerca al mundo adulto que nunca le es lejano.
Al llevar al límite ciertas ideas, el profesor Vonderbuttis plantea las reglas del juego e invita a su asistente a jugar con él. Al final parecería que todo ocurre en su mente, pues con maestría ha trazado el camino de ida y vuelta, y no compromete nada. Todos siguen siendo los mismos, todo en orden, como cuando se termina de jugar. ¿O es que con sólo pensarlo la realidad no modificada físicamente no puede seguir siendo igual?
De ahí la maestría de Javier para lúdicamente poner sobre la mesa a reflexión y generar una crítica contundente de la ciencia, la filosofía y la historia de la humanidad. Sobra decir que cualquier lector estará agradecido de que un autor como Javier Sáez Castán lo invite a jugar con él.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Corazón de tinta



Cornelia Funke
LIBRO ILUSTRADO

Primera edición: 2008
Fondo de Cultura Económica/Ediciones Siruela
Traducción: Rosa Pilar Blanco

“Aquella noche llovía. Era una lluvia fina, murmuradora. Incluso años y años después, a Meggie le bastaba cerrar los ojos para oír sus dedos diminutos tamborileando contra el cristal. En algún lugar de la oscuridad ladraba un perro y Meggie no podía conciliar el sueño, por más vueltas que diera en la cama”


Primera impresión
Estaba por llegar a ver a mi abuela cuando en el radio comenzó a hablar Miriam Martínez, que aún trabajaba en el Fondo, invitada a cualquier programa que en ese momento escuchaba en el coche. Estaba ahí para presentar una trilogía de Cornelia Funke, cuyo primer libro era justamente éste: Corazón de tinta. Apenas hablar un poco de la historia, de los personajes y dar su opinión, me dieron muchas ganas de leer el libro. Llegué a mi destino pero seguí escuchando un momento más, anoté el nombre en un papel que tenía a la mano, y en cuanto pude lo compré. Recuerdo que lo leí un mes de diciembre porque me lo llevé a unas vacaciones de año nuevo. Fue quizá hace un año.

Ilustraciones
Lo que también me dejó prendada de este libro (conocido de oídas) fue que la autora no sólo escribía sino también ilustraba sus libros. Con más texto que ilustraciones, sus viñetas vienen a cerrar los capítulos, si bien llega un punto en que los dibujos se repiten... Tinta negra, línea, estilo como si fueran capitulares o detalles que envuelven la situación del capítulo.

Reseña
Meggie no lo sabe, pero su padre es nada menos que Lengua de Brujo, gran lector en voz alta que es capaz de traer al mundo real a los personajes cuyas historias narra. Pero este don tiene también un precio, y esta historia guarda un misterio. La madre de Meggie ha desaparecido, un visitante se presenta en plena noche y, una vez más, Meggie y Mortimer —su padre— deben dejar su casa atrás. Pero esta vez Meggie por fin encontrará respuestas.

Opinión
Corazón de tinta no sólo es entrañable por la historia que cuenta sino porque de cierta forma está construido sobre la base de los libros que inspiraron a la autora a escribir historias. De tal manera que no cuenta sólo una historia, sino cualquier buena historia, subyacente como está en el fondo de la anécdota, una cita abre cada capítulo y nos coloca en tono y en escena de lo que pudo haber ocurrido en otros libros, en todos los libros y que ocurre en este libro. Corazón de tinta es, entre otras cosas, una oda a la intertextualidad: genera tantas lecturas como necesarias fueron para construir esta memorable historia.

lunes, 28 de septiembre de 2009

The Look Book


Chris Sickels
Red Nose Studio

Primera edición: 2007
How Looks
Cincinnati, Ohio


One morning, Ian looked dat Ann and Ann looked at Ian.
They shrugged their shoulders and sighed.
“I’m bored”, said Ian.
“Im bored”, said Ann.
“We’re bored”, they complained to their mother.
“Bored?!” she cried. “Why, just go outside and look around. There’s plenty to see!”
Ann looked at Ian and Ian looked at Ann.
They shrugged their shoulders and headed out the door.


Primera impresión
Un buen día, Yosh llegó a la oficina cargado de dos frascos ilustrados y un libro que, me aseguró, era su hijo. Tal vez de ahí se derivaría su aprehensión cuando se lo pedí prestado. Al final accedió aunque me hizo jurarle que, de pasarle cualquier cosa, habría de darle yo a mi primogénito tan pronto como éste naciera. Como un cuento de hadas llegó a mis manos The Look Book, si bien no es por completo un libro para niños. Pero quién soy yo para decir qué es para niños y qué no. Que los niños decidan y que lean lirones.

Las ilustraciones lo son todo en este maravilloso libro. O casi todo, porque se parte de un juego de palabras, de identidades y de visiones. Las ilustraciones son pequeñas esculturas, pequeñas piezas tridimensionales, emotivas e impecables, dentro de esa estética de lo inacabado y espontáneo. Obras de arte.

Reseña
Un día Ian y Ann están hartos de la tele, aburridos y hastiados de las vacaciones. Su madre les sugiere que salgan a mirar el mundo, éste ofrece mucho que ver...

Opinión
Como diría Javier Sáez: el autor de libros álbum debe partir del visor desde el cual presenta su historia, el punto de vista que da al lector. The Look Book pone en jaque el lugar desde el que percibimos las cosas. No basta con mirar ni con asumir que nuestros ojos son los de todo el mundo. No hay un observador universal y cada quien vive el mundo desde lugares muy distintos. Pero este libro enseña que es posible comunicarlo.

martes, 14 de julio de 2009

Emigrantes


Shaun Tan

Primera edición: 2007
Barbara Fiore











Primera impresión

Hace un año tomé un curso de fomento a la lectura en niños. Había sobre todo maestras y editoras; ilustradores y autores casi no. El expositor utilizó alrededor de una hora y media de las cinco totales para que leyéramos algo que no nos dio para leer a casa pues, seamos honestos, no lo íbamos a leer. Y claro está, cómo alguien que va a un curso de fomento a la lectura va a ser un lector responsable. Entre las actividades propuestas nos repartió varios libros para que los analizáramos y dijéramos al final si era o no para niños y por qué. Una señora al final del salón levantó la mano, mostró una ilustración de Emigrantes (donde se presenta por primera vez la ciudad nueva y unas esculturas gigantes que evocan la Estatua de la Libertad) y aseguró que se trataba de un libro de terror, que se sentía muy asustada y que dudaría antes de dárselo a sus alumnos. Por fin le di la razón al expositor: no se podía confiar en que los ahí presentes leyeran.

Las ilustraciones están hechas con grafito y lápices de color. El libro en general es monocromático y evoca el desgaste de fotografías viejas o de escenas que sólo pudieron haber ocurrido cuando las cosas aún no eran a color.

Reseña
Un hombre joven decide embarcarse a otro país-continente para buscar mejor suerte. Debe dejar a su familia y encontrarse con un lugar donde todo es diferente. Narrado sólo con imágenes, el libro evoca la sensación de estar en un lugar desconocido y ese proceso de extrañamiento y gradual apropiación.

Opinión
Quizá con la globalización y las comunicaciones a todo lo que dan, resulte un tanto difícil imaginar lo que es llegar a un lugar totalmente extraño. Para que el lector se sintiera también extranjero, Shaun Tan no sólo leyó todos los libros de emigrantes que encontró, sino que generó un espacio, un idioma y un lugar imaginario donde cualquiera se siente atrapado en sí mismo, sin poder darse a entender con nadie y sorprendido de cada cosa nueva que aparece. Además, en tanto muchas de las imágenes se presentan como secuencias, el lector termina por convertirse en un espectador de cine mudo que Shaun Tan proyecta con maestría en este libro clásico que, si bien genera sentimientos de miedo y angustia, vale la pena leerlos y sentirlos.

domingo, 31 de mayo de 2009

Ríbit


Juan Gedovius
LIBRO ÁLBUM

Primera edición: 2005
Ediciones SM
Colección Giraluna










Primera impresión
Ríbit fue de los primeros libros para niños que leí, fue de mis reencuentros con los libros ilustrados, reformulados, nuevos, diferentes de cuando yo era chica. Estaba como becaria trabajando en SM y el bibliotecario, que iba todos los días a la librería que tiene la editorial, me compraba los libros con un descuento de 50%. Me gasté en esa época casi todo mi sueldo en libros para niños y, entre los que más me impresionaron, estaba y sigue estando Ríbit.

Tanto fue así que una navidad se lo regalé a mi hermanito Patricio, que entonces tenía unos 2 años. Él aún no leía y me pareció ideal este libro sin letras. Lo pasé una vez con él, narrándoselo tal como yo lo veía. Me pidió que se lo contara otra vez, y después lo leyó solo hasta ofrecer leérselo a su mamá. Recuerdo que me daba ternura que, como Patricio todavía no podía pronunciar bien la r, al referirse al libro decía: “Es Dríbit, una dranita droja”. No sé si Gedovius habrá pensado en este juego fonético, que lo convierte al final en una especie de libro oral.

El predominio del blanco dota de limpieza las ilustraciones y enfatiza la presencia del protagonista y resto de actores con los que éste se va encontrando. Los colores marcan la identidad de cada personaje y, gracias a las imágenes y su posición sobre ese fondo blanco, la historia se teje y el ritmo de cada página cobra sonoridad. Gedovius trabaja con tintas y es de una pulcritud notable; sus personajes, sobre todo los animales (a mi gusto) tienen una estilización bien lograda y resultan muy simpáticos.

Reseña
Una ranita roja con una paleta (también roja) pegada a la pata se topa con una señora dorada. Comienza así, a partir de ese primer encuentro, un juego de trueques, personajes y colores que llevará Ríbit a lo que más desea... la noche, que le lean un cuento o que hayas leído una historia sin palabras aparentes.

Opinión
Un libro como Ríbit refuerza la idea de que el acto de lectura no depende únicamente de la palabra escrita, y dota al libro de un poder encerrado en sus páginas que un niño de 2 años puede comprender y hasta fomentar la lectura en los demás. De esta manera, una historia bien contada genera una conexión con uno a cualquier edad.