Mostrando entradas con la etiqueta misterio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta misterio. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de febrero de 2013

El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza


Edición con sonidos

Primera edición, 1989

Esta edición, Alfaguara Infantil, 2011

Todo empezó cuando un día, el topo asomó la cabeza por su agujero para ver si ya había salido el sol:
(Aquello era gordo y marrón; se parecía un poco a una salchicha… y lo peor de todo: le fue a caer justo en la cabeza.)
“¡Qué ordinariez!”, chilló el topo. “¿Se puede saber quién se ha hecho esto en mi cabeza?”
(Pero era tan corto de vista que no pudo descubrir a nadie.)

Hay temas que, en la literatura como en la vida, muchos deciden no nombrar. Así como la muerte, los temas escatológicos (por sus propios motivos) pasan desapercibidos ya en una relación que empieza (o a veces hasta en esas relaciones que son de por vida) o en cuentos donde a una princesa rara vez se le sale un pedo. Pero, así en la vida como en la literatura, un pedo siempre es razón de risa, igual que alguien sin saberlo se cague (anécdota para revivir alguna fiesta que se está yendo al traste), y por eso las historias donde se incluyen estos temas del bajo vientre siempre serán un tesoro, que sólo se cuentan con copas de más o bien a aquellos que se les tiene mucha confianza (aunque esto no aplique a mi familia Castillo, doctorada en cuentos de temas escatológicos y de muertes atroces).
Pero aunque la caca puede ser motivo de risa, muchas veces lo es de enojo; por eso no sorprende la reacción del personaje principal del presente libro, que al asomar el hocico para ver cómo pinta el día, éste lo recibe con un batido en la cabeza.
Así inicia esta microhistoria de detectives con un tema por todos favorito. Y de ahí todas las partes necesarias para este tipo de relato: un conflicto-misterio que nuestro protagonista, un topo con un sombrero de pirulí, se decide a resolver, uniendo cabos e interrogando hasta que pista por pista desechada (en un cuento de desechos) consigue al informante perfecto: una mosca.
Entra también en juego otro subgénero tan acariciado en los libros para niños: el de la colección-enciclopedia. Así el lector conoce página a página cómo cagan distintas especies, desde el ave hasta el conejo y, claro, era de esperarse: en su merecida venganza, conocemos (para los que nunca la habíamos visto) la popó del nuestro protagonista.
La presente edición viene además acompañada de sonidos, que más remiten a cómo hace la caca de cada animal al caer, que cómo hace el animal mismo. Característica original, aunque quizá con un potencial poco explotado, pues uno piensa que si ya se tomaron la molestia de darle sonido a estos marrones colores, podrían haberlo aprovechado para hacer más partes de cada ilustración hablar.
El texto de Werner Holzwarth va acompañado por las ilustraciones del gran Wolf Erlbruch, mejor conocido por el libro favorito de chicos y grandes El pato y la muerte, que toca también ese otro tema tabú. Para los amantes de lo escatológico, no se pierdan esta joya, oro freudiano (en palabras de Fernando Del Paso). No se arrepentirán.

Bonus track
Encontré este corto en stopmotion hecho con plastilina, pero por algún problema de copyright con la música que al parecer sólo aparecía al final, les quitaron el audio. Ponga usted la canción que más le guste y disfrute de la animación.

domingo, 24 de enero de 2010

Un trabajo muy sucio



Novela
Primera edición: 2009



Charlie Asher caminaba por la tierra como camina una hormiga sobre la superficie del agua, como si, al más leve tropiezo, pudiera caer en picado y verse engullido por los abismos. Dotado de la imaginación de un macho beta, pasaba gran parte de su tiempo escudriñando el porvenir por si lograba atisbar las formas en que el mundo conspiraba para matarlo. A él, a su esposa, Rachel, y ahora también a Sophie, su hija recién nacida. Pero, pese a su concentración, pese a su paranoia y sus incesantes desvelos, desde el momento en que Rachel hizo pis y en la prueba de embarazo salió una rayita azul, hasta el momento en que la llevaron a la sala de reanimación del St. Francis Memorial, la Muerte logró colarse en su vida de rondón.


Primera impresión
Desde que era chica y a la fecha, pienso mucho en la muerte. Supongo que todos los seres humanos le tememos por igual, pero luego me doy cuenta de que no todo el mundo le da tanta importancia a la muerte. Hay quienes viven como si nunca fueran a morir o simplemente no parecen preocupados por eso, hay a quienes la muerte les llega de sorpresa, hay quienes, aún gozando de la mejor salud y teniendo toda su vida por delante, no consiguen hacer a un lado la idea de que un día morirán. O tal vez somos eso en cierta medida, y es en ciertos momentos que la muerte puede presentarse en forma de pensamiento, de pérdida o de literatura. Y es en la literatura donde aprendemos, la literatura que nos prepara para la vida.

Reseña
Charlie Asher teme a la muerte. Todo el tiempo piensa en todo lo que puede suceder. Es una persona sumamente nerviosa y aprehensiva. Para darle más fuerza a todos sus temores, su esposa Rachel de hecho muere a pocas horas de dar a luz a su hija Sophie. Una extraña aparición de un hombre de verde, seguida de una carta que llega a Charlie anunciándole que tendrá que volverse recolector almas, dan forma a esta novela de humor negro y enseñanza sobre el duelo y la muerte.

Opinión
Por lo general cuando alguien muere en una historia, sobre todo en una narrada con un peculiar tono cómico, la muerte se siente en una escena o dos y pasa de largo para llegar a lo que sigue. Esto no ocurre en Un trabajo muy sucio, donde el dolor ante la muerte de Rachel se hace sentir desde que ocurre y a lo largo de toda la novela. Sabemos de la personalidad aprehensiva de Charlie y sabemos que Rachel era todo para él. Pero es un gran hallazgo que, dentro de una historia donde habita la realidad y la fantasía, subsista un mensaje que habla literalmente de la muerte, de cómo se puede superar, de qué es el duelo y en fin, de cómo seguir viviendo aún con la idea siempre presente de que un día nuestros seres más queridos morirán y también nosotros.

A falta de ilustraciones que comentar, pues este libro no tiene más que en la portada (y una muy desafortunada, por cierto), cierro con esta cita sobre la fe:


—Lo he visto una y otra vez —dijo Charlie—. Más con los hombres que con las mujeres, pero con ambos, desde luego: muere el marido o la mujer, y es como si el superviviente quedara unido al otro con una cuerda, como un alpinista que hubiera caído en una grieta. Si el superviviente no se suelta (si no corta la amarra, supongo), el muerto lo arrastra a la tumba. Creo que eso me habría pasado a mí... Había algo más grande que yo, más grande que mi dolor. Esa es la única razón por la que he llegado hasta aquí.

sábado, 23 de mayo de 2009

El sendero de los gatos apachurrados


texto: Alfonso Orejel
ilustraciones: Triveroquio (Anabel Prado y Jorge Mendoza)
LIBRO ILUSTRADO

Primera edición: 2008
Cidcli
Colección Delta 3




Miaaaaaauuuu fue la última palabra que lanzó Mino, mi gato favorito, antes de morir aplastado por las llantas de un auto desconocido.


Primera impresión
Anabel, en una cena en su casa, aprovechó para mostrarme unas ilustraciones en las que estaba trabajando. Sacó una cajita de zapatos y la destapó: dentro había un singular señor que se quitaba el sombrero (un mago o un presentador de circo) y dejaba ver un conejito blanco sobre su cabeza. Se trataba de su primer libro ilustrado para niños. Además, no lo hacía sola, sino en equipo con Jorge Mendoza alias Pixilon (Triveroquio), quien se encargó de crear los personajes y la escenografía de estos actores a los que Anabel daría vida modelándolos con plastilinas de colores. Pero esa impresión se reformuló cuando unos meses después, felizmente me encontré la publicación en la librería y me hice de ella.

Las ilustraciones están hechas con plastilina de colores, y los escenarios con acrílicos (¿o gouache?), que además muestran una perspectiva muy dinámica. Algunos personajes tienen facciones de gatos (pero no todos, sólo los niños) y son muy expresivos. El resultado son imágenes impresionantes en propuesta y manufactura, sobre todo por los detalles más pequeñitos, como las sombras y luces, algunas líneas de contorno delgaditas, texturas de pelo y hasta pedacitos de hilo y mecate para representar pelo y bigote.

Reseña
Mino, el gato del protagonista, es atropellado —al parecer por accidente— en la primera página de un libro. Su dueño, desconsolado, está en proceso de duelo cuando más gatos comienzan a morir. ¿Será sólo una coincidencia o habrá un misterio por develar? Una novela policíaca para lectores jóvenes, llena de humor negro y algunas imágenes un tanto grotescas que develan una verdad que nadie se esperaría.

Opinión
Algunos detalles del diseño y el papel utilizado me recuerdan más a una revista que a un libro, y eso no me pareció del todo atinado. Con todo, se trata de un libro muy original, tanto por lo que se arriesga al ofrecer una historia así a un público infantil, como por el tipo de ilustraciones, desarrolladas con un recurso tan poco explotado en México. Vale mucho la pena leerlo y tenerlo.