domingo, 21 de marzo de 2010

Petit, el monstruo

Libro álbum
Primera edición: 2007
Serrés

¿Conoces a Petit?
Petit es un niño bueno que juega con su perro.
Petit es un niño malo que tira del pelo a las niñas.
Petit puede ser muy bueno con el abuelo Paco
y puede ser malísimo con las palomas.
Su mamá le pregunta:
—¿Cómo puede ser que un niño tan bueno a veces haga cosas tan malas?
Petit no sabe qué contestar.

Primera impresión
No recuerdo la primera vez que leí este libro, pero por alguna razón me lo encontré este fin de semana. Isol es inigualable. Sé que no fue de los primeros libros suyos que leí, pero sí que es de mis favoritos. La simpleza para poner una situación tan compleja es siempre sorprendente en esta autora. Podría decirse que hoy descubrí de nuevo Petit, el monstruo bajo una pila de libros regados en el suelo de mi estudio, y lo disfruté como si fuera la primera vez que lo leía. Por más simple que sea, el discurso de los libros álbum siempre se torna una parábola, una imagen poética.

Ilustraciones
Isol usa pocos colores, una paleta sobria con muchos tonos pastel. Su personaje está hecho a línea, pero su fondo cambia de acuerdo con cada acción que tiene: si es bueno es un conejo, si es malo, un lobo; si es bueno un número 1, si es malo, un 0. Al final y una vez en paz con esta ambivalencia, su fondo es simplemente él.

Reseña
Un pequeño niño se debate internamente. Sus acciones pueden ser tomadas como buenas o como malas dependiendo de la situación, y él no tiene nada claro. ¿Será que en el fondo es un monstruo?

Opinión
Nadie es perfecto, pero por alguna razón todos buscamos un punto medio. Si la regamos nos sentimos mal, si acertamos, bien. Hacemos cosas que a veces parecen malas, a veces buenas, o todo depende de qué ojos nos juzguen. A veces uno mismo es el juez más fuerte de todos. No es necesario convencer a nadie. Tal vez más bien la medida de todo somos nosotros mismos y hay que asumirnos como ese monstruo que en el fondo somos (en el buen sentido).

*Por cierto, que ya mero se estrena cierta película.

lunes, 15 de marzo de 2010

El corazón y la botella

Libro álbum
Primera edición: 2010
Colección Los Especiales de A la Orilla del Viento

Había una vez una niña, como cualquier otra niña; tenía la cabeza llena de curiosidad por todas las maravillas del mundo, llena de imaginaciones sobre las estrellas, llena de asombro por el mar. Le fascinaba encontrar cosas nuevas... hasta el día que encontró el sillón vacío.

Primera impresión
De oídas y por rumores me enteré de El corazón y la botella. Por fin en noviembre Jorge lo encontró en Amazon en inglés, pero en la FIL lo busqué sin éxito. Ya sabía que el libro me haría llorar. Ceci me lo platicó hace año y medio, cuando vino Jeffers a dar un curso y les mostró los bocetos. No se contuvo, me dijo, y lloró. Nada más contarme la trama casi lloro yo también. En fin. 
Es ya casi una tradición encontrar libros memorables en el Fondo de la Condesa. Mis libros favoritos. 
Los libros llegan en ciertos momentos precisos de la vida. O más bien, hay ciertos libros que es como un premio encontrar, como cuando alguien inesperado te sonríe o como si acabaras de hacer un nuevo amigo (como diría Gabriel Zaid) y así terminan siendo parte de ti como si lo hubieran sido siempre, incluso antes de que los leyeras.

Las ilustraciones de Jeffers son muy plásticas. Usa óleos (o acrílicos), pero en esta ocasión también incluye recortes fotográficos y lápices (grafito y de colores). Muchos blancos donde es necesario, mucho color donde la narrativa lo requiere. Exacto. Perfecto. Justo. Así es el trabajo de Oliver Jeffers.

Reseña
Una niña pequeña descubre el mundo. Pero no está sola, la acompaña siempre un interlocutor (¿su padre, su abuelo?) con quien habla y negocia el origen de las cosas. La alegría por sorprenderse es compartida. Hasta que un día encuentra un sillón vacío.

Opinión
Para un niño el mundo existe a pedazos. Descubre un trozo y se lo apropia. Un niño deja de ser uno con su madre para volverse dos con el mundo y entonces comienza a tratar de entenderlo. En El corazón y la botella además, se hace patente que el mundo no está constituido por toda la humanidad para un niño, sino por él, por sus padres, por ciertas personas importantes.
La niña tiene a su padre y cuando éste desaparece ningún lector puede contradecir la lógica del libro arguyendo: ¿dónde está la mamá?, ¿dónde algún tío?, ¿la abuela?, ¿un hermano? Es claro que quien dota de sentido a su mundo es sólo esa persona, a quien se vuelve insoportable perder. Cuando el padre se va, el mundo y su fascinación por él desaparecen.
Jeffers ya antes había hablado en sus libros de la amistad y en general de los vínculos que se generan en toda relación humana. Por primera vez su protagonista es una niña, y el vínculo entre un padre y su hija. 
El mundo se presenta ahí afuera y la sed por conocerlo de la niña no sólo la conecta con su padre, sino con el mundo y, sobre todo, consigo misma. Pero, ¿qué pasa cuando ese puente entre ella y el mundo desaparece? Deja de ser capaz de sorprenderse ante ese mundo que se lleva algo (la imagen del mar), y se niega también a sí misma la oportunidad de ser, de conocerse, de estar y vivir.
Cuando el sillón ya no puede darle la respuesta a la pregunta más importante (¿qué es la vida, qué es la muerte?), puede llevarle más de lo pensado encontrarla sola. Pero lo hará, tarde o temprano, y se reencontrará consigo misma en el mundo. 
Así de necesarias son la vida y la muerte.

domingo, 14 de marzo de 2010

Los cazadores de pájaros

Ilustraciones: Beatriz Vidal
Novela
1ª reimpresión: 2008
Piel de Gallina

Me dan miedo las ventanas. No las ventanas propiamente, ni los vidrios, sino lo que puede haber tras ellas. No es mi único miedo en realidad, tengo otros dos miedos más, pero, debo decirlo, le tengo más miedo a las ventanas [...] Me da frío sólo de imaginar que algo o alguien pueda estar viéndome por entre las cortinas, algo terrible: con dientes o flotante, algo que me mira como si quisiera encontrarme todos mis secretos.

Primera impresión
Hace como un año tomé un curso para “escribir cuentos para niños y niñas”. En una de las sesiones se hablaba de cómo los textos “para niños” no pueden (o no deberían) tener un contenido de violencia, una versión cruda de la realidad, un final no-feliz. “Si el mundo ya es lo suficientemente terrible, por qué la literatura lo debe ser también”.
Una compañera comenzó a hablar de un libro, cuyo nombre ni autor ni editorial recordaba (lamentablemente, el final sí lo tenía presente y aprovechó para contarlo), donde en una ciudad un pájaro gigante comenzaba a raptar a los niños. Me acerqué al final para preguntarle más datos del libro, pero no tenía idea. Ni modo.
No sólo porque estoy totalmente en desacuerdo con que la literatura debe ser caramelizada para los niños, sino porque la trama se me hizo genial, lo que ella contó ese día se me quedó muy grabado. Y entonces llegó el día en que, en el marco de la FILIJ de este año, mi amigo el Gato me invitó a la presentación de un libro que publicó en Progreso. Presentaban además la colección Piel de Gallina y con ella otros dos títulos más.
Por cada autor había un presentador, y para dar a conocer el libro Reptiles bajo mi cama de Antonio Ramos habló Felipe Garrido. Se levantó de la mesa arguyendo que no alcanzaba a ver a los niños presentes, y entonces les preguntó por qué la colección se llamaría “Piel de Gallina”. Habló del miedo, habló de la literatura, y habló de cómo uno lee libros de terror (o para el caso, ve películas de terror) porque quiere asustarse. Y habló al fin del libro de Antonio y tangencialmente se refirió a otro libro suyo: ¡Los cazadores de pájaros!
Tan pronto terminó la presentación corrí al stand por los dos libros. A veces no importa el final, sino el trayecto de las historias. Sobre todo las bien escritas.

Ilustraciones
Hechas con lápiz y muy atmosféricas, Beatriz Vidal nos deleita página a página. Precisas y ligeras, las ilustraciones sumergen al lector en ese mundo que oscila entre lo real y lo maravilloso construido a la par por el escritor.

Reseña
Martín Palomares vive en la unidad habitacional Rinconada de los Pájaros, donde un día comienzan a desaparecer niños. Se dice que un ave gigante los rapta por las noches, sobre todo si no hay nubes ni lluvia. Martín podría ser el próximo y lo sabe, por lo que trata de llegar al fondo de la situación y resolver esa terrible amenaza.

Opinión
Los cazadores de pájaros habla de manera parabólica de una realidad social, y la aborda con gran valentía para un público infantil-juvenil sin más. El terror que en este caso se vive tiene dos caras: una de día y otra de noche. De día podría parecer absurdo que un ave gigante nos raptara, pero en la noche no hay manera de convencernos de que la realidad es de otra manera y tememos profunda y sinceramente por nuestra vida.
Felipe Garrido tiene razón. Un lector busca sentir a través de las historias que se le narran (miedo, felicidad, amor, enojo, ternura). Privarlo de eso evadiendo temas, dorando la píldora o cambiando finales tristes por felices es no tratarlo con respeto, no importa la edad que tenga.

domingo, 7 de marzo de 2010

Berta sueña


Ilustraciones: Juan Carlos Palomino
Novela ilustrada

Primera edición: 2010
A la Orilla del Viento

—Berta, apaga ya la luz, que es muy tarde.
—Sí papá, ya voy, ...enseguida.
—No, enseguida no, deja ya de leer, ya te terminarás el cuento, y ahora apaga la luz, que si no mañana no hay quien te levante.
—Sí, papá, ahora mismo.
Pero Berta no está leyendo el cuento. Está mirando la imagen de esa locomotora que arrastra unos cuantos vagones en la noche, bajo la nieve, y que está detenida en un pueblo todo nevado, y lleva un faro encendido, que ilumina los copos de nieve que parecen dibujados con una tiza pequeñita [...] Berta piensa que le gustaría ir en ese tren que atraviesa el bosque nevado, y en ese pensamiento se duerme, y sueña. Sueña que viaja en un tren que asciende por una montaña nevada y que llega a una ciudad toda iluminada con muchas bombillas, y es de noche , y es navidad, y ella es una princesa, y el tren atraviesa un puente, y desde la ventana por la que ella mira se ven los tejados de las casas; parecen las casas de un cuento.

Primera impresión
Conocí a Berta en un dibujo de Juan Palomino. No sabía nada de ella, pero me intrigaba esa niña sentada adentro de un bibelot, acompañada de un mono de nieve.
En otra ocasión, Juan me platicó la historia de Berta. Me dijo que se identificaba mucho con ella y que le hubiera gustado escribirla.
Luego llegó el día en que me prestó el texto inédito y me mostró casi todas las ilustraciones que después acompañaron y terminaron por conformar tan bien este libro que vale toda la pena leer. Y de hecho lo leí de jalón en una ida al trabajo. Me gustó tanto que cuando me bajé del camión tuve que sentarme afuera de un banco, sacar una libreta y escribir brevemente algunas cosas que me provocó (supongo que ésa es la verdadera primera impresión*).
Pero el día en que la vi de frente y ya con vida fue aquel de la presentación, donde el libro había nacido y pude llevármelo por fin para que formara parte de mi cajón de los tesoros —como el que Berta tiene—, pero que en mi caso se compone en gran medida por libros y sus respectivos recuerdos.

Ilustraciones
Como si el objetivo fuera generar  negros muy negros, grises en todas sus formas y blancos (reservados o creados), Juan Palomino se basta de tintas, estilógrafos, lápices y hasta grabados para dar vida a la atmósfera y mundo de Berta. Pero lo mejor de las ilustraciones está en la conceptualización. Desde esa entrañable portada, Berta se presenta a sí misma dentro de su propio mundo, y las ilustraciones son fieles a esta idea de un personaje y su mundo interior tan bien retratado en el texto. Así vemos a la protagonista habitar sus dibujos, su objetos coleccionados, cada hoja del parque o su propia soledad.

Reseña
El libro es difícil de resumir. Trata de una niña a quien le encantan los libros, dibujar, recoger hojas, coleccionar. Tiene un hermano pequeño y a veces siente celos de él porque su madre le pone mucha atención, y ella la necesita para que la ayude a terminar un rompecabezas que sola no puede terminar. Su amigo Miguel se fue a vivir a otra ciudad y ella ya le envió una carta que no ha tenido respuesta. Y Daniel ama como ella coleccionar hojas, que ella guarda en una caja junto con sus tesoros más preciados.

Opinión
Esta preciosa novela de Antonio Ventura empieza con Berta en su cuarto, cuando es regañada por leer hasta tarde. Lo que pasa es que su padre no comprende que hay más en leer que el acto mismo de desvelarse, y así entre imágenes, páginas y su propio sueño, Berta habita su mundo cuyo límite con la realidad es tan tenue que nos hace preguntarnos si realmente estamos separados de lo que soñamos, o si no se tratará de los mismos ojos con los que vemos todo, de día o de noche, dormidos o despiertos.

*Notas de la verdadera primera impresión
No sólo los libros cuentan historias. Ésta me llegó primero porque mi amigo Juan me la contó. Cómo puede un hombre identificarse con un personaje femenino no es un misterio, pero sí puede dar al traste las afirmaciones de aquellos que aseguran que hay “libros para niños”, “libros para niñas” y no llanamente “literatura”.
Cómo hay cosas de la novela que se quedan guardadas como si fueran parte de mi propia historia, de esa vida interior que todos tenemos, de esa vida con otras personas, de lo inefable, de una carta que no llega pero está presente desde el primer momento en la vida de la niña. Cómo el corazón es misterioso, las acciones son mágicas y todos somos Berta. Todos soñamos.