Libro álbum
Primera edición: 2008
Una mañana, muy temprano, el señor Luis cavó un hoyo enorme en la tierra. En él dejó caer una semillita llena de promesas (porque a las semillas les gusta abrigarse en la tierra). Después, lo volvió a rellenar y saltó encima con todas sus fuerzas para apretujar la tierra (porque a las semillas les gusta abrigarse en la tierra bien apretujada). Luego, empapó la tierra con su regadera (porque a las semillas les gusta la tierra bien apretujada y muy húmeda). Finalmente, el señor Luis dijo: Te estaré esperando (porque a las semillas les gusta sentir que alguien las quiere y las espera).
Primera impresión
En una Feria del Libro del Zócalo (ya antes mencionada aquí),
compré varios libros de Voltz. La caricia de la mariposa me hizo llorar ahí mismo en el stand donde lo
encontré, y de ahí seguí en busca de otros de su autoría. ¿Todavía
nada? me gustó, pero hoy que rondaba por mi
casa, al parecer evitando hincarle el diente a ciertos pendientes y con una
enredadera emocional creciente en la cabeza, sentí deseos de volver a leerlo.
Porque los libros son respuestas que uno no sabe que busca, consejos que
probablemente necesita y parte de nosotros al fin; por eso la reiteración y
vuelta a ellos, a algunos y en ciertos momentos. Éste me dijo: “paciencia”.
Lo que de inmediato llama la atención en las ilustraciones
de Christian Voltz es el manejo de texturas y objetos para construir a sus
personajes: alambre, pedazos de madera, semillas, papeles, tuercas
y más. El escenario es teatral, visto de frente y partido por la mitad: la
tierra, el cielo, el personaje sobre la primera, un ave sobrevolando el
segundo, la semilla madurando lentamente abajo de todo, sólo para nuestros ojos
privilegiados de lectores.
Reseña
El señor Luis sabe cómo plantar una semilla, cómo cavar un
hoyo grande, cómo colocarla en la tierra para después apretarla, sabe que debe
regarla y hablarle, que debe hacerla sentir que la espera, eso necesitan las
semillas, pero ¿conoce realmente el señor Luis el arte de la espera?
Opinión
La espera es un ritmo que el tiempo mismo pone. Su
conclusión no depende de quien espera ni de aquello a lo que se espera, llega
solo, como el azar, como lo que sorprende: es un acto de magia. Lo que nace de una semilla es una metáfora que cada
lector completa (alguien amado, una respuesta, un sentimiento reconciliador, la felicidad). Si estamos dispuestos a olvidar que esperamos (quizá sólo así) seremos capaces de sorprendernos ante el acto de magia que implica su llegada. Por eso, mientras tanto, a vivir.
1 comentario:
Ermana! En qué buen momento lo leí!
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